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El invernadero (Trailer)

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El invernadero. Cámara oscura.

Elena Castellano y Lucia Hervás, 2019

"Estoy frente al cuadro. Mis ojos recorren los verdes, los ocres, las luces y sombras de este paisaje; dibujan recorridos por el cuadro, danzan con él. Con mis ojos habito el cuadro, deseo entrar en él".

 

Un plano secuencia. Tres capas de significado: Paisaje, danza y pintura. Una cuarta capa: el ojo humano; y la música como atmósfera.

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Como en una cámara oscura, nos proyectamos en el paisaje, lo convertimos en escenario para adentrarnos en él. El paisaje se convierte en el cuadro y a la vez en escenario de una danza improvisada. Un escenario-invernadero, en el que naturaleza, danza e imagen se recrean tras el cristal, nutridos por la luz.

 

Los protagonistas: la danza como pintura, la pintura como espacio escénico, y de fondo el paisaje, modulado por el espacio sonoro. De este lado, nuestra mirada, invitada a entrar al cuadro. La ventana de Leonardo como cuarta pared, la cuarta pared convertida en espacio pictórico.

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En esta danza somos más que cuerpo, somos trazo, somos parte de un cuadro vivo. Los árboles aportan su estructura al dibujo, a la danza, se mueven, extienden sus ramas para conformar una escenografía en movimiento.

 

La naturaleza, como una heterotopía, según diría Foucault, nos presta su arquitectura para habitar un espacio fuera de todo tiempo, un lugar no-lugar de tiempo acumulado, sostenido, multiplicado en capas de significado.

 

La naturaleza como ideal neo-romántico, mucho más que un escenario, es una metáfora en la que la relación entre lo real y lo ilusorio se contempla como una exploración, una travesía, una coreografía improvisada, una pintura-acción en proceso de elaboración.

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En esta coreografía, la vegetación, la tierra, el polvo, se prestan como tercer bailarín en la danza compartida. El ojo, la piel, la atención, el sonido, como nexos de contacto; la punta del pincel sobre el cristal como huella de la experiencia; la música como aglutinante.

 

El espectador es invitado a formar parte de la danza, con su deambular, con su mirada. Una mirada fenomenológica a lo que sucede, a la creación que emerge de la improvisación, de la interacción. La imagen que florece, que cristaliza en el encuentro entre el paisaje, el color y el movimiento.

 

La acción como un constante juego entre la danza, la pintura y el paisaje, un flujo entre figura y fondo, proyección y traslapo, atención enfocada o difusa, cuerpo y trazo, peso y levedad.

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Proyecto audiovisual multidisciplinar en la intersección entre danza, paisaje y pintura, entre el cine experimental, el videoarte, y la video-instalación.

 

Video mono-canal. Duración: 12´. Sonido Estéreo.

Video instalación en cuatro canales, proyectados en cuatro pantallas semitransparentes. Duración 12´. Sonido Estéreo.

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Proyecto de Elena Castellano y Lucía Hervas.

Pintura: Lucía Hervás y Rafael Villeta. 

Danza: Marta Wrzesinska, Rafael Villeta y Lucía Hervás.

Fotografía: Elena Castellano.

Sonido: Gabriel Pisano.

Música: Antonio Lorenzo.

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