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Neurodiversidad y neurodivergencias: Más Allá de la alta sensibilidad


Foto de Alicia León Hervás


En los últimos meses he estado inmersa investigando sobre las raíces de mi condición y de muchas de las personas que, casualmente o no, acabáis escogiendo trabajar conmigo. Personas sensibles y todas de alguna manera especiales, esta indagación ha sido en parte también impulsada por las preguntas recurrentes que me planteáis. ¿Qué se oculta tras el velo de la alta sensibilidad? ¿La alta sensibilidad es un trastorno? ¿Cuál es la diferencia entre ser PAS y tener altas capacidades? ¿Y cuál es el vínculo con otras condiciones como el TDAH o el autismo? 


Para aclarar el panorama, es importante entender que la alta sensibilidad no es un diagnóstico clínico. No se trata de una entidad patológica, sino más bien una descripción de ciertos rasgos compartidos por una parte de la población, oscilando entre el 20% y el 30% dependiendo de las fuentes consultadas. Entre estos rasgos se destacan una intensa emotividad y empatía, un procesamiento profundo y detallado, una percepción agudizada de los estímulos, así como una tendencia a experimentar momentos de saturación o desbordamiento. 


Decir que eres altamente sensible no quiere decir nada, solamente que tienes esas cualidades, por sí mismas bastante neutras. Igual que podrían decir de mí que soy una persona de estatura media (y muy optimista, jaja), con pelo lacio, y piel clara. Nada de esto es en sí mismo un problema, pero mi piel, al ser bastante delicada, requiere de ciertos cuidados especiales, igual que mi sensibilidad. 


Para muchas personas la alta sensibilidad ha sido el paraguas que nos ha permitido resguardarnos de la sensación de ser bastante raras, hablando de forma clara. Reconocernos como PAS, y descubrir que no estamos solas, ni rotas, ha sido un gran alivio. En la consulta de arteterapia he visto numerosas veces cómo aprender a amar la sensibilidad y explorar la creatividad es un potente proceso de autodescubrimiento y una puerta para sanar y por primera vez, tal vez, recuperar el sentimiento de pertenencia. 


Sin embargo, para otras muchas personas, como yo, aceptar la alta sensibilidad solo es el principio. La realidad es que la etiqueta de la alta sensibilidad no lo explica todo. Nuestras experiencias, talentos y dificultades no pueden ser reducidas a una sola cualidad ni esta responde completamente a todas las preguntas. 


En ocasiones, la alta sensibilidad se acompaña de una inteligencia por encima del promedio, indicando la presencia de altas capacidades. En otros casos, pueden surgir desafíos relacionados con la atención, la organización o el control de impulsos, sugiriendo la posibilidad de TDAH o un estilo de atención divergente. O bien, la presencia de intereses profundos, junto con dificultades para adaptarse a los cambios y comprender las normas sociales, pueden evocar el autismo. Y tal vez puede estar todo junto, formando una rica ensalada de excepcionalidad múltiple, siendo difícil de separar sus ingredientes y compensándose unos con otros, como es mi caso.  


Y todo ello puede estar enmascarado, es decir, camuflado y normalizado para encajar en sociedad que nos quiere a todos iguales, cortados por el mismo patrón. Cabalitos, como decía mi abuela. Porque cuando te has sentido como el elefante dentro de la cacharrería desde peque, es muy posible que hagas todo lo que esté en tu mano por aparentar normalidad y desarrollles tus estrategias. Al coste de unas grandes dosis de ansiedad, estrés y agotamiento. Me pasé toda mi infancia y adolescencia intentando aparentar ser normal. Por suerte no tuve mucho éxito. 


Y ante la imposición de la violenta normalidad, el antídoto: el concepto de neurodiversidad.


La neurodiversidad es el reconocimiento y la celebración de las distintas formas en que nuestros cerebros procesan la información y experimentan el mundo. Desde el autismo hasta el TDAH, pasando por la dislexia, la esquizofrenia, la epilepsia, el parkinson, la superdotación o la sinestesia, la neurodiversidad nos invita a apreciar la singularidad de cada mente.


El término fue acuñado por Judy Singer a finales de la década de los 90, aunque su desarrollo como teoría fue una creación colectiva de una comunidad de autistas. Este surge como respuesta a la creciente conciencia de que la diversidad neurológica no debe ser vista como una anomalía, sino como una maravillosa manifestación de la complejidad humana, igual que existe la biodiversidad en la naturaleza. Desde entonces, el paradigma de la neurodiversidad ha ganado terreno en el ámbito académico, clínico y social, gracias también al imparable activismo de las personas neurodivergentes, hablando de sus experiencias en primera persona y promoviendo un cambio de perspectiva sobre el espectro de las neurodivergencias.  


¿Y qué quiere decir ser neurodivergente? ¿Es lo mismo neurodiversidad y neurodivergencia?


Si bien la neurodiversidad hace referencia a la enorme variabilidad de manifestaciones, las neurodivergencias serían esas variaciones en el funcionamiento que se desvían de lo que se consideraría un procesamiento normotípico. Estas pueden ser de origen innato, como el autismo, o de origen adquirido, como por ejemplo a causa de una lesión cerebral. Lo interesante, es que, si bien por definición estadística, las neurodivergencias constituirían una minoría frente a una mayoría considerada estándar, la realidad es que, en suma, las neurodivergencias componen un tapiz diverso de experiencias y realidades que, en conjunto, cuestionan el mismo concepto de normalidad. Porque, ¿Qué significa ser normal? 


Dedicarme a acompañar los procesos de otras personas sensibles y neurodivergentes me permite constatar y maravillarme cada día del hecho de que cada mente es un universo en sí misma, lleno de maravillas por descubrir y tesoros por desenterrar. Por que, oh, sorpresa, a menudo de la mano de la sensibilidad viene una gran creatividad y capacidad de ver las cosas de maneras absolutamente excepcionales. Ojalá que, algún día, dejemos de buscar la estéril normalidad, y seamos capaces de abrazar la diversidad y celebrar la riqueza de nuestras experiencias. 


Si también quieres explorar tu creatividad, y abrazar tu mente inquieta, te acompaño.

No dudes en contactarme para agendar una cita y resolveremos todas tus dudas.  



Para saber más: 

Maravillosa explicación de Ernesto Reaño sobre los términos neurodiversidad y neurodivergencia: 


Sobre la creación colectiva del término neurodiversidad: 


Documento de N. Walker sobre los conceptos básicos de neurodiversidad (en inglés) 

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